Boomers

Del rechinar de rodillas como forma de arte.

Me ha gustado este 'Boomers' de Bartolomé Seguí, pero no porque sea fan del autor o conociera previamente la vida de los personajes que aquí retoma el autor para retratar esos pequeños detalles sociales que hacen que alguien se convierta progresivamente en Una Persona Mayor (ni mucho menos; está es, de hecho, la primera obra de Seguí que tengo la oportunidad de leer, no me defenestren). Me ha gustado porque es un cómic bien hecho a todos los niveles: el diseño de edición (materiales, tipografía, composición, colores) es perfecto. Es uno de esos cómics que me quiero comprar nada más entrar a la tienda y verlo en la estantería. Me da igual de quién sea, de qué trate... me resulta tan agradable estéticamente, que ya lo quiero. Así que enhorabuena a Salamandra y a Sergi Puyol por ello. Estas son cosas que no suelen decirse, y que cada día valoro más. Y por otra parte, leer a Seguí es como ponerte una camiseta vieja: es cómodo, no roza, eres consciente de sus puntos fuertes, puedes confiar. Es una forma de narrar muy española de una forma que no sé bien explicar, algo que te retrotrae a las revistas de cómic y suplementos infantiles, pero también a la obra larga dramática De Autor. Son una composición y unos diálogos que entendemos y seguimos sin esfuerzo, sin pensar, como cuando andamos o respiramos. Es algo bien hecho, que funciona, que permite que te dejes llevar y que disfrutes visualmente de su fluidez y de su melancolía cotidiana no exenta de mala leche y humor negro. Bonito, agorero, gamberro, tierno. Adrian Tomine, Michael Cho, Bartolomé Seguí.

Cartoné. 104 páginas. 20€