Teología, Cosmogonía, Gnosis y todo el percal.
Sinceramente, nunca creí que me fuera a enganchar tanto a esta saga, y menos aún que consiguiera llevarla al día (a ritmo de reedición de Astiberri, se entiende), teniendo en cuenta que tiene la densidad del plutonio, pero me ha pasado como con 'Jojo's Bizarre Adventure': hay un momento en el no solo te interesa el desarrollo, sino la Experiencia. Leer la obra de Valenzuela, inicialmente, supone un salto de fe que requiere un esfuerzo activo y consciente. A la altura del sexto álbum, contenido en este cuarto recopilatorio, y con un Premio Nacional a las espaldas, ya no dudas: Torrezno merece en España el estatus que Cerebus tiene en Estados Unidos (pero sin controversias autorales de por medio), y su mezcla de erudición y chabacanería, tanto en contenido como en forma, es heredera indirecta del revolucionario 'Tristram Shandy' (toma ya, esta no te la viste venir) creación imposible de Laurence Sterne, desvinculada por completo de su tiempo de creación, y que quizá nunca ocupará el lugar merecido en la posteridad artística debido a las complejidades nacen de su lectura, su análisis, y no digamos ya su traducción. Una cosa maravillosa de este Torrezno, a estas alturas de la serie, es que gana en autoconsciencia, y ya sabe que el público lector que ha llegado hasta aquí está en el ajo, pudiendo Valenzuela permitirse varios guiños y dobles sentidos que hacen que la propuesta crezca en los varios niveles narrativos que desarrolla simultaneamente (la historia, la meta-historia, la micro-historia, la meta-micro-historia...), todo esto sin desperdiciar la oportunidad de pergeñar un par de homenajes más a 'Star Wars' e intercalarlos con una maravillosamente bien escrita apropiación-reinterpretación de la filosofía y la religión. ¿Que qué filosofía y qué religión? Sepa Dios, yo no lo sé, a Valenzuela no puedo seguirle el ritmo del todo, las cosas como son. Tampoco me vi venir: que al final le cogería el gusto a la prolija cháchara bélica.